Para mantener la tradición de la elaboración del dulce a base de lechosa verde rayada, el sector de Fuentidueño del municipio Díaz celebró este domingo 15 de Mayo la V Feria del Piñonate. Lideran esta tradición los hermanos Mario, Ernesto, Epifanio y Diógenes Villarroel, cuyo padre Ernesto los mantuvo con la elaboración de piñonate.
Historia del dulce:
Los piñonates son unos dulces a base de lechosa y papelón típicos de nuestra tierra, en el Estado Nueva Esparta existe un pueblo llamado San Juan Bautista que se destaca por hacer los piñonates más deliciosos del estado, junto a otros dulces típicos como la jalea de mango, besos, turrones, conservas, encaramados de coco, conserva de chaco (Batata) mermelada, el dulce de lechosa, y otros dulces solicitados en la zona margariteña.
El piñonate lo hacían primitivamente con lechosa verde que se producía casi primitivamente en La Sierra, esta variedad de lechosa es pequeña y repleta de semillas, no resultaba muy buena para comer madura pero si resultó espléndida para preparar el manjar. Las lechosas eran desprendidas de las matas y se dejaban tres o cuatro días para que soltaran la leche, una vez listas se rallaban en bateas ó canoas, esta masa rallada tomaba el nombre de "corcha" y la cocinaban con melao de caña ó papelón derretido. En calderos ó pailas que llamaban "fondos" estas pailas eran montadas en las "hornallas" estas eran hornillas que se hacían a gran escala en caneyes expresamente para eso fuera de la casa y lejana a ella, y se alimentaban por debajo con candela no muy fuerte. Allí se batía la mezcla por tres o cuatro horas hasta que estuviera al punto que generalmente quedaba a juicio del "práctico" generalmente hombre con gran experiencia en la materia. Una vez "puntíao" el dulce se bajaba el caldero entre varias personas, en una u otra forma el dulce se seguía batiendo hasta enfriarlo para así vaciarlo con una totuma, se solía extender sobre una mesa y se seguía paleteando hasta que se endurecía para luego picar las capas ó rectángulos que montados uno sobre otro formaban un piñonate, se vendían en la isla y fuera de esta envueltos en un cachipo de plátano. A veces se le añadía naranja cajera rallada para variar su sabor.
También se conoce como conserva de piñonate al manjar enfriado sin punto, era muy apreciado y se transportaba en potes, totumas y perolas. Generalmente las familias acomodadas mandaban a hacer este dulce.
Antiguamente se tenía la creencia de que las fases lunares tenían gran influencia en la preparación del piñonate, igualmente se cuidaba de que la mujer menstruando no se acercara al dulce porque lo cortaba.
Actualmente se continúa preparando el piñonate pero no en la cantidad ni al calidad de otrora, se utiliza cualquier variedad de lechosa aunque carezca de semillas que era lo primordial, además para el cocimiento se añaden gran cantidad de azúcar y agua al papelón, lo que ha variado el sabor y restado calidad al peculiar dulce.
Hoy en día hacer piñonate es una labor de casa y debemos proteger la receta pues está expuesto a la extinción como en el caso del gofio sanjuanero.