En febrero comenzaba oficialmente la primavera en Roma. El mes era además el último del año, por lo tanto se consideraba que era un período de purificación y abstinencia para comenzar bien el nuevo año. Las casas se limpiaban hasta el último rincón y se celebraba la fertilidad.
Miembros de Luperci, orden de sacerdotes romanos, sacrificaban a una cabra para la fertilidad, y a un perro para la purificación. El ritual se realizaba en la cueva donde se supone que vivieron Rómulo y Remo cuando fueron amamantados por una loba hembra.
De acuerdo con la leyenda, los niños salían del lugar con trozos de cuero de cabra bañados en sangre. Caminaban por las calles para golpear suavemente a las mujeres y las plantaciones con la piel de los animales. Las mujeres agradecían el contacto con ellas porque creían que las haría más fértiles para el año siguiente.
Los eruditos han encontrado varios hechos a los que se les atribuye el origen de este festejo, pero no existen pruebas que demuestren a ciencia exacta la veracidad de cada una de estas fuentes de celebración.
Algunos lo remontan a un antiguo festival Romano llamado Lupercalia. Otros expertos conectan el evento con algunos santos de la iglesia primitiva. Sin embargo, otros lo enlazan con una antigua creencia inglesa de que las aves escogen su pareja el 14 de Febrero.
Cuenta la historia que Valentín fue un sacerdote que nació en Roma a mediados del siglo III y que gozó de un gran prestigio en aquella ciudad hasta el punto que el emperador Claudio II lo invitó a su palacio para mantener una conversación y conocer de esta manera el por qué de su fama.
Según la tradición, Valentín aprovechó aquella ocasión para hacer "propaganda" de la religión cristiana y convencer al emperador para que siguiera los pasos de Jesús.
Aunque en un principio Claudio II se sintió atraído por aquella religión que los mismos romanos perseguían, los soldados y el propio Gobernador de Roma, Calpurnio, le obligaron a desistir y organizaron una campaña en contra del santo. Claudio no tuvo más remedio que hacer marcha atrás y mandó a Calpurnio que lo procesara. Pero aquella misión la llevaría a cabo el lugarteniente del gobernador, Asterius.
Cuando fue llevado ante él, éste se burló de la religión cristiana y puso a prueba a Valentín. Bajo un tono de burla, le preguntó si sería capaz de devolver la vista a una hija suya que era ciega de nacimiento. Valentín aceptó y en nombre del Señor obró el prodigio. Asterius y toda su familia se convirtieron al cristianismo, pero Valentín no se salvó del martirio, ya que temiendo una rebelión del ejército romano y de los paganos, el emperador lo mandó ejecutar. Era el año 270.
Los restos mortales de San Valentín se conservan actualmente en la Basílica de su mismo nombre que está situada en la ciudad italiana de Terni. Cada 14 de febrero se celebra en dicho templo, una acto de compromiso por parte de diferentes parejas que quieren unirse en matrimonio al año siguiente.