Psicólogos recomiendan ver la derrota electoral como un nuevo reto. Señalan que se debe trabajar en la reconciliación del país
Hubo gente que lloró por horas, que expresó su rabia y no pudo dormir. Al conocer los resultados de las elecciones presidenciales, más de 6 millones de personas quedaron decepcionadas. Mientras los seguidores del presidente Hugo Chávez celebraban otro triunfo, muchos venezolanos, en cambio, sentían frustración.
Gilberto Aldana, presidente de la Sociedad Venezolana de Psicología de la Salud, explica que la desesperanza se genera cuando hay expectativas muy altas. Para un sector de la población, dice, estas elecciones representaban una oportunidad de cambio, una suerte de salvación: “Muchos consideraban que estaba en juego el estilo de vida del país”.
Al depositar tanta fe en un episodio político es fácil que se presente la frustración, si el resultado no es el esperado. “Estos son momentos muy fuertes. Hay personas que sienten que lo han perdido todo”, dice María Eugenia Guédez, presidente del Colegio de Psicólogos del Distrito Capital. Agrega que hay gente que puede pasar por las etapas de un duelo: la negación, la tristeza, los acuerdos y, finalmente, la aceptación.
Para Aldana, la desazón puede mantenerse entre una y tres semanas: “No debe demorar mucho. En algunos casos, el tiempo podría prolongarse, si no se atacan los primeros síntomas”.
La aceptación. Lo esencial, afirma Aldana, es cambiar el significado de la situación. A su juicio, no hay que asumir la derrota electoral como una catástrofe: “Se debe desmontar esa visión de final de película, en la que el protagonista muere. Más bien, hay que pensar que la historia continúa y que viene una segunda parte”.
Ese sector de la población que se siente decepcionado, señala, debe entender el resultado como un reto y una oportunidad. “Es importante analizar lo que pasó y, en función de eso, actuar. Lo peligroso es caer en una depresión profunda porque la gente se paraliza. Hay que continuar”.
Guédez considera que quienes se sientan tristes deben vivir con libertad su emoción: llorar, si quieren hacerlo, y hablar del asunto, si lo necesitan. Sin embargo, indica, hay que establecer límites: no es saludable conversar todo el día sobre la situación que preocupa. “Lo más importante son los afectos y las relaciones significativas. Se debe hablar de política sólo cuando es indispensable, porque esas discusiones pueden dañar los vínculos”, dice.
Durante estos días, subraya la especialista, es recomendable mantener la rutina: “Entiendo que ayer muchos se tomaron el día libre. Hay que procesar la situación adversa, pero la vida y el trabajo continúan. No se puede perder el sentido de la cotidianidad”. Aldana agrega que para liberar la angustia de estos días, la gente puede hacer ejercicio, caminar y distraerse.
Reconciliación
Las elecciones presidenciales dejaron en evidencia, una vez más, que hay dos visiones de país muy distintas, dice Guédez. Cada sector tiene su verdad y –señala la psicóloga– cada verdad es valiosa. Por eso, a su juicio, lo más importante en este momento es la reconciliación.
“Todos los actores que participaron en el proceso tienen un compromiso muy grande, pues deben rescatar el respeto y los valores cívicos. Se debe cuidar el lenguaje y no descalificar ni discriminar”, advierte Guédez.
Agrega que los mensajes de los representantes políticos deben ser de cordialidad, de reconocimiento a las diferencias: “Los venezolanos están concientes de su realidad. Hay que cuidar mucho lo que se ha construido y mantener el trato respetuoso”.
En el triunfo
Quienes apoyan al presidente Hugo Chávez han celebrado con alegría. Gilberto Aldana, presidente de la Sociedad Venezolana de Psicología de la Salud, dice que los ganadores deben asumir su victoria de manera responsable, sin desvalorizar al que piensa distinto.
María Eugenia Guédez, presidente del Colegio de Psicólogos del Distrito Capital, agrega que hay que festejar con humildad: “Deben considerar que hay familiares y amigos con otra visión. Esa situación no puede estar por encima de las relaciones afectivas. Es lógico que estén alegres, pero no se pueden asumir actitudes exageradas que hagan sentir mal a los demás. No es bueno descalificar”.
“Ahora sí me voy”
Después de conocer el resultado electoral, muchas conversaciones incluían la frase: “Ahora sí me voy del país”. Gilberto Aldana dice que ha escuchado esta determinación en sus consultas y también entre sus conocidos. “Mucha gente se quiere ir. Están desesperanzados y sienten que todo se va a acabar”.
María Eugenia Guédez señala que hay quienes deciden migrar por la inseguridad o las oportunidades de estudio. “Sienten esta atmósfera y consideran que pueden vivir mejor en otro país”.
Sin embargo, indica, esta es una decisión que se debe pensar muy bien. “Hay que reflexionar y evaluar muy bien la situación. No se debe llegar a una conclusión de este tipo de forma visceral. A veces, irse al exterior no siempre es lo mejor”, sostiene.
La especialista agrega que, en muchos casos, los jóvenes son los que buscan radicarse en el exterior: “Hay que considerar que Venezuela es un país de oportunidades. A partir de estas elecciones hemos aprendido algo: aquí hay ciudadanos que participan, que se manifiestan, que están preocupados por su presente y por su futuro”.
Fuente: El Nacional
ARIANA GUEVARA GÓMEZ